Un burka es tanto una prenda que simboliza la opresión femenina como un estandarte cultural que contesta a la mundialización de la estética occidental. Yo no lo apoyo, pero tampoco lo prohibiría, ya que pienso que prohibirlo significaría, sobre la mujer que quiere llevar burka, otra forma de oprimir su voluntad. Creo que, probablemente, la única forma de reivindicar la cultura y opinión política que tiene una mujer musulmana es su vestimenta. No creo que sea astuto amputarle también esa válvula de escape. Sin él se sentiría humillada y socialmente violada. No defiendo la prenda en sí, defiendo la libertad de quienes eligen llevarla por voluntad propia.