Con mis manos nerviosas,
vuelvo a ser ese adolescente,
torpe y tímido: perdido,
entre los pliegues de tu falda.
Tu cabello es tan negro como una galaxia,
se expande en forma de arco
y da la impresión de no tener fin.
La perfección es para mí, de mañana,
cuando entre sueños me despierto perdido,
entre el mar de lunares de tu espalda.